Grafitis e inscripciones durante la guerra en Toledo

“…además de destruir edificios, ciudades y pueblos enteros, la Guerra produjo su propio patrimonio, en el sentido de configurar lugares, monumentos y edificios emblemáticos en torno a los hechos fundamentales de la guerra, sus batallas, sus frentes, resistencias…” (Ortiz, C.; “Destrucción, construcción, reconstrucción, abandono. Patrimonio y castigo en la posguerra española”, Hispania Nova: Revista de historia contemporánea, (nº10), 2008.

Durante el verano de 1936 la población de Toledo, acostumbrada a la llegada de turistas, vio cómo en sus calles y plazas se había incrementado el número de transeúntes desde el inicio del asedio del Alcázar. La mayoría de los participantes, tanto asaltantes (milicianos y fuerzas gubernamentales) como periodistas, fotógrafos y demás, se establecieron en los cuarteles improvisados en las iglesias y conventos ocupados (Seminario, Colegio y Residencia de los Maristas, Palacio Arzobispal, etc.) En diferentes casas privadas se acogieron a pequeños grupos de milicias y otros ocuparon las viviendas vacías que encontraron cerca de los puntos de combate.

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Milicias en un convento toledano. Foto Díaz Casariego. 

Grafitis, dibujos, textos y firmas son un elemento más de patrimonio que nos permite estudiar un periodo en concreto. Como indica Monllor, durante el conflicto el paisaje patrimonial nos ha legado diferentes estructuras en las que podemos encontrar numerosas de estas inscripciones y que debemos conservar (Os dejo por aquí un artículo muy interesante sobre Grafitis durante la GCE de Irene Monllor López).

A nivel internacional, un ejemplo muy conocido son los grafitis realizados por los soldados soviéticos en el Reichstag de Berlín tras la caída de la ciudad en 1945. Destacan las firmas y nombres de los combatientes, los insultos hacia la Alemania nazi o Hitler y hasta dibujos obscenos. En la actualidad, estos grafitis se conservan perfectamente en el nuevo edificio del Bundestag alemán. Por supuesto, tampoco podemos olvidar los grafitis de la ciudad de Pompeya como testimonio del paso del tiempo.

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Interior del Reichstag en 1945. Foto WC.

La lucha en torno al viejo palacio de Carlos V dejó huellas que con el paso del tiempo hemos podido documentar como una parte más de la historia de la ciudad. Pero la afluencia de personas, combatientes y no combatientes, dejaron otras marcas de carácter más efímero que hoy solo podemos estudiarlas a través de la documentación fotográfica conservada. La peculiaridad, en este caso, es que estas inscripciones aparecen en vehículos o en muros y puertas de edificios toledanos y no en estructuras de carácter militar como pueden ser fortines o refugios. En otras fotografías anteriores al conflicto podemos encontrar también grafitis y dibujos de todo tipo ya que era y es muy habitual, pero nos centraremos únicamente en el periodo bélico.

Entre los primeros grafitis más curiosos que hemos documentado está el de la hoz y el martillo dibujado, posiblemente con tiza blanca, en la cuesta de la calle Armas durante los primeros días de asedio. Los milicianos se cubren tras los colchones y otros muebles de las viviendas para avanzar hasta Zocodover. El fotógrafo, buscando por supuesto encuadrar a los combatientes con el grafiti, tomó la instantánea desde el otro de la calle.

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Hoz y martillo pintado en una pared de la calle Armas. Foto Getty. 

En una foto de grupo, con el capitán Salvador Sediles en el centro como protagonista, podemos ver una estrella dibujada (derecha de la imagen) en la pared de la vivienda detrás de los milicianos.

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Capitán Sediles, en el centro, junto a varios milicianos. Grafiti de una estrella pintado en la pared. AHN/Causa General.

El 1 de agosto de 1936 aparecía publicada en el periódico Ahora la fotografía del camarero Pedro González, hecho prisionero por los sublevados y que logró escapar tras un descuido de sus captores. Detrás del retratado se puede ver dibujada lo que parece una cabeza de un gato con unas llamativas orejas y bigotes. La foto está firmada por Benítez Casaux, pero también se encuentra en el archivo de Martín Santos Yubero donde se aprecia mucho mejor el grafiti del gato.

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Ahora, 1 de agosto de 1936 / Foto Santos Yubero (ARCM).

Por supuesto, no olvidamos los vehículos pintados y con las siglas de cada partido o sindicato. En Toledo encontramos numerosas fotografías con coches, camiones o carros de combate como el caso del Schneider CA1. Las siglas JSU pintadas en uno de sus laterales, además de una bandera, es el más peculiar.

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Calle Santa Fe y carro Schneider con siglas JSU pintadas en su lateral. Fototeca EFE. 

Otros son los coches requisados y pintados con las siglas AIT, PRENSA, PC O UGT que se encontraban aparcados cerca del paseo del Miradero y de la Unión Local de Sindicatos en la calle Núñez de Arce. Son capturas de vídeo de la época por lo que la calidad de imagen es bastante baja.

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En la misma calle, un poco más arriba, podemos encontrar pintadas de CNT y FAI en la puerta del actual colegio Medalla Milagrosa que en la época era la sede de la Federación Católica Agraria y fue ocupado por milicias anarquistas como las denominadas “Águilas de la Libertad” del capitán Sediles.

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Entre la calle Real del Arrabal y Venancio González, en la esquina donde hoy está la escultura de Federico Bahamontes, Chim fotografió la subida a Zocodover de piezas de artillería de 75mm en septiembre de 1936. En los camiones podemos leer ARTILLERÍA-UHP en uno de sus laterales. En otras imágenes, este camión lleva en su otro lateral pintado PINEDO. En la foto de Chim, en el lado izquierdo, podemos ver otra pintada en el muro bajo de la acera. No he llegado a descifrar qué pone…¿QUIERIAS?
*Actualización: a los pocos minutos de publicar la entrada varios lectores (@jafgqt, Roberto Félix, etc.) descifraron el grafito del muro donde se lee perfectamente (ahora si) (I)ZQUIERDAS. 

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Otros camiones pintados aparecen en la calle Taller del Moro donde se ubicó el local de Abastos, cerca de las cocheras de Alegre. Un testimonio sobre una pintada en un camión fue recogido por Eduardo Sánchez Butragueño (Toledo Olvidado) a Isabelo de Ancos, que era un niño durante la guerra. Este fue testigo del transporte de los cuerpos de los represaliados en el parque del Tránsito en un camión donde habían pintado la palabra FIAMVRES. Isabelo, ni corto ni perezoso, recriminó a los milicianos el error ortográfico que repintaron encima con una B de otro color.

Camiones en las cocheras de Alegre en la calle Taller del Moro. Foto Chim. 


Con el final del asedio, los fotógrafos que llegaron con las tropas de Varela y Franco a finales de septiembre y en octubre de 1936 inmortalizaron escenas donde podemos ver algunos grafitis de los sitiadores. En una famosa instantánea donde Moscardó acompaña a Franco y Varela, además de la tropa, podemos ver una estrella pintada en una pared. La localización podría ser cerca del callejón de la Soledad.


Otras fotografías tras la toma de Toledo muestran pintadas de UHP (no he conseguido identificar en qué calle).

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Grafiti siglas UHP en una calle toledana (L'Illustration).

La fotógrafa Claude-Marguerite de Kinnoull (Claudek), que llegó en los primeros días de octubre de 1936 (aquí podéis leer más sobre ella y su trabajo), fotografió pintadas entre los restos de la residencia y Colegio de los Hermanos Maristas.

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Pintadas en el Colegio de los Hermanos Maristas en Toledo tras la guerra. Foto BNE/Claudek. 

En el exterior encontramos también una pintada con las siglas UGT-GARAGE y una flecha. Muy cerca, la iglesia de San Marcos fue utilizada como almacén y garaje de las milicias.

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Foto BNE.

Ya vimos también en entradas anteriores las inscripciones en las paredes del Seminario de Toledo. Además del texto y de las firmas de los últimos combatientes de la posición, en la misma pared aparecen siglas de UHP o FAI y otros poco legibles.

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Grafitis en el Seminario de Toledo tras la guerra. Foto BNE. 

Durante la ocupación de conventos e iglesias las obras de arte allí custodiadas sufrieron daños materiales por parte de las milicias y soldados. Meses más tarde se documentó fotográficamente para analizar los daños y poder restaurar edificios y demás elementos artísticos. Dejamos un ejemplo de una figura del altar del Convento de la Concepción con las manos amputadas y marcado en el pecho con las siglas FAI.

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Foto BNE.

Las más curiosas son las que aparecen cerca del Alcázar y sus edificios adyacentes, posiciones defendidas por los hombres de Moscardó. Muy cerca de Capuchinos, donde hoy está la entrada al Parking del Corralillo San Miguel, se encontraban los comedores y una pequeña dependencia. El muro que rodeaba esta dependencia (posiblemente cocinas), protegía el acceso a la zona del Picadero y la explanada por el lado oeste. Al fijarnos en la fotografía que se conserva de este muro podemos ver los impactos de bala, las grietas causadas por la metralla y en su parte baja varios grafitis. Se pueden distinguir una hoz y un martillo, una frase incompleta VIVA LA… y otras palabras que no se distinguen con facilidad. Estas pintadas fueron realizadas por los asaltantes republicanos que alcanzaron estas posiciones tras ser abandonadas por los sublevados desde el 20 y 21 de septiembre de 1936.

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Foto BNE.


En una de las posiciones externas cercanas al Picadero aparece en una pared la firma GÓMEZ DE SALAZAR y varias pintadas más que no podemos describir por la falta de calidad en la imagen. Como ya indicamos en otra entrada durante la defensa del viejo baluarte hubo cuatro defensores con ese apellido (en enero de 2018 falleció Federico Fuentes Gómez de Salazar, último defensor con vida del Alcázar). Puede que alguno de ellos firmara el lugar donde se encontraba su puesto durante la defensa.

Foto BNE.



El monasterio de San Bernardo fue durante el verano de 1936 un hospital de sangre utilizado por los republicanos. Tras la toma de Toledo por parte de Franco, el lugar pasó en 1938 a ser prisión y campo de concentración con varias celdas en sus dependencias. De esta época Rafael del Cerro documentó en el año 1976 los grafitis que los reclusos realizaron en sus paredes a lápiz y carbón.

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Grafitis en San Bernardo. Fotos de Rafael del Cerro tomadas en 1976. 

Por último, una de las más curiosas. En una postal de Toledo que nos aporta el amigo Alfredo Garrote aparece una imagen tomada en el callejón de Orates (Nuncio Viejo) y un joven montado en un burro. En la pared de la izquierda podemos ver diferentes grafitis como una hoz y un martillo, VIVA EL COMU…, ABAJO LOS…y diferentes letras y garabatos. No he conseguido datar la fecha de la fotografía, pero es anterior a la guerra y probablemente se tomó en 1934 o 1935 por el tipo de postal.



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*Actualización: Eduardo Sánchez Butragueño nos aporta otra fotografía con un grafiti en una puerta toledana. En las columnas de la entrada se puede leer VIVA LENIN.