La Liberación del Alcázar. Parte II

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Las represiones cometidas por parte de ambos bandos fueron muy comunes en Toledo desde que se produjo el levantamiento militar. Los milicianos al tomar el control de la ciudad al comienzo de la sublevación, encarcelaron y asesinaron a numerosas personas, la mayoría inocentes, por pertenecer a partidos políticos de derechas o ser familiares de defensores del Alcázar, que a la vez estos habían asesinado y tomado rehenes que se llevaron con ellos a la fortaleza.


Caballo superviviente del Alcázar de Toledo.
Los defensores acabaron sacrificándolos y comiendo carne de caballo.

Las sacas en el convento de San Gil que era la prisión provincial (sede actual de las Cortes Regionales) se producían a menudo como represalias, revanchismo y por los malos resultados en el frente. Los paseos fueron cometidos contra miembros de la iglesia, guardias civiles, militares retirados, políticos, etc. añadiendo también familiares de todos estos.


Convento de San Gil - Prisión Provincial a partir de 1860.
Actualmente sede de las Cortes Regionales.

El 23 agosto de 1936 se cometió la mayor de estas sacas, en represalia por un bombardeo aéreo que acabó con la vida de varios milicianos que asediaban el Alcázar (posiblemente el bombardeo fuera un error por parte de los mismos republicanos). El número de presos fusilados asciende a más de 60 presos, entre ellos estaba el mismo Luis Moscardó , el hijo del coronel Moscardó.


Fusilado en el Paseo del Tránsito de Toledo.


Subida a San Cristóbal en el Paseo del Tránsito.

La profanación de las iglesias también fueron muy comunes en aquel verano de 1936, el Convento de los Carmelitas fue saqueado e incendiado en el mes de julio. El convento de Santa Fé, acabó muy dañado por su cercanía con la fortaleza y estuvo ocupado junto con el Hospital de Santa Cruz por los milicianos.


Convento de los Carmelitas incendiado en 1936.


Profanación de tumbas en el Convento de la Concepción 

Desde el día 28 de septiembre en que las tropas de Varela toman la ciudad, las represiones no tardaron en caer sobre aquellos que habían defendido la legitimidad de la república o habían apoyado a los milicianos durante el asedio incluso los presos que se habían rendido.


Plaza de Zocodover en septiembre de 1936 con las tropas nacionales en Toledo.

La existencia de rehenes en el Alcázar, tomados desde los primeros días de la sublevación y su trágica desaparición, es todavía hoy un tema difícil de tratar, pues las diferentes versiones de ambos aviva el debate entre los historiadores. Las calles de Toledo se convirtieron en horribles escenarios de violencia, donde los presos milicianos, políticos de izquierda, simpatizantes republicanos, denunciados entre vecinos,etc. fueron asesinados a plena luz del día. El miedo a los moros era muy habitual en los milicianos, la crueldad de estos es bien conocida por los españoles en las guerras africanas de los años 20. En pocas horas, los sitiadores pasaron a ser sitiados y la llegada de las primeras tropas regulares mandadas por Mohammed El Mizzian, hizo que los republicanos abandonaran sus puestos a toda prisa. En el hospital de afuera (Tavera), se arrojaron granadas de mano por las ventanas acabando así con los heridos. Saqueaban las casas buscando cosas de valor para después vender o llevarse a sus pueblos de origen. Es el famoso botín de guerra, en bienes y sangre, permitido por los mandos franquistas.


Tropas republicanas abandonan Toledo hacia Madrid. Hospital de Tavera en la calle Cardenal Tavera.


 ´´Emocionado aún, cuando comienza a bajar camino de Zocodover, ve que en el Miradero, 
hay prisioneros a los que se hace subir hasta el hueco que ha dejado la mina.
 Juan escucha las ráfagas de las ametralladoras que acaban con la vida de los prisioneros recién cogidos así como la de los rehenes que han pasado dos meses sitiados en el cuartel. 
Les fusilan al borde del embudo para que sus cuerpos caigan rodando al fondo.``
Jorge M. Reverte - La batalla de Madrid.
(Juan de Mata López - Ayllón - Algunas cosas de los veinticinco primeros años de mi vida).

Algunos defensores toledanos, nada más ser liberado el Alcázar, se lanzaron rápidamente por los caminos mas cortos por donde llegar a sus respectivas casas y conocer la situación de sus familiares. 

´´La vuelta al hogar les deparaba dolorosas sorpresas, algunos no verían al hermano
asesinado en un recodo de la carretera de Mocejón, cuando se supo que el otro estaba en el
Alcázar, y otros habían vivido presa del terror de las represalias.``
José Mª Barranco Gil - La defensa del Alcázar de Toledo.

Las colas de presos eran conducidos por las calles de Toledo a las zonas donde eran fusilados como alguna plaza, el Miradero o cerca del propio Alcázar.


Cráter de la mina con los cadáveres de los prisioneros.

Cádaveres de milicianos en la Plaza de Zocodover cerca del Arco de la Sangre. 

Franco llegó a Toledo el día 30 de septiembre. Todo estaba preparado para los fotógrafos y las cámaras, los cuales habían tenido prohibido el acceso a la ciudad hasta ese mismo día.


Varela, Franco y Moscardó en el Alcázar de Toledo 

Noticiario Luce con imágenes posteriores a la liberación del Alcázar.
https://www.youtube.com/watch?v=JmzlrDHxV7w






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