¿Quién es quién? Corresponsales, militares y otros curiosos en las ruinas del Alcázar de Toledo (1936)

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A las diez de la mañana del 28 de septiembre de 1936, la ciudad de Toledo quedó en poder de las tropas del general Varela. El asalto, que apenas se prolongó durante algo más de veinticuatro horas desde el norte, logró desalojar las defensas republicanas en torno a la población. Al día siguiente, el general Franco entraba en las ruinas del Alcázar junto a soldados y oficiales, ademas de los corresponsales de prensa que deseaban captar las primeras impresiones tras el largo asedio.

Fotografía de Franco en las ruinas del patio del Alcázar de Toledo tras el asedio en 1936
El general Franco se dirige a las tropas y a los defensores del Alcázar tras acabar con el asedio.
Fotograma HMN.  

Los periodistas y reporteros gráficos que acompañaban a las tropas del Ejército de África no solo elogiaron el rápido avance y el auxilio a los defensores del Alcázar, sino que también relataron y documentaron las duras escenas observadas en las calles de Toledo sobre la brutal represión ejercida en la ciudad. Muchos de los presentes, extranjeros en su mayoría, quedaron olvidados durante años, y hoy podemos recuperar su labor gracias a la documentación audiovisual conservada (principalmente diferentes fotografías y los brutos de la Hearst Metrotone News). Vídeo completo aquí a partir del min. 5:28.

Corresponsales extranjeros en las ruinas del Alcázar de Toledo
Ascenso por los escombros del Alcázar de los corresponsales extranjeros. HMN.

La primera escena dura pocos segundos, pero no puede tener más fuerza. Mientras con peligro, y ascendiendo lentamente entre los escombros, dos guardias civiles defensores del Alcázar están en lo más alto observando al grupo de periodistas que se acercan a las ruinas.

De manera inicial, conviene destacar la presencia de los dos principales oficiales de prensa encargados de supervisar y orientar a los periodistas desde agosto de 1936. Al frente del grupo se encontraba Luis Bolín, jefe del Servicio de Prensa del Cuartel General de Franco. Bolín, vestido con el uniforme de capitán de la Legión, se encargó de controlar rigurosamente el trabajo de los periodistas para evitar la difusión en el extranjero de informaciones que pudieran resultar perjudiciales para la causa sublevada.

El oficial de prensa Luis Bolín en las ruinas del Alcázar de Toledo
El oficial de prensa Luis Bolín a la cabeza del grupo de corresponsales en las ruinas del Alcázar.

El segundo era Gonzalo de Aguilera Munro, conde de Alba de Yeltes y capitán de Caballería retirado desde 1931. Aguilera Munro dominaba varios idiomas y al iniciarse la sublevación militar se presentó ante el general Mola en Burgos para ofrecer sus servicios, siendo agregado al Estado Mayor de la 6.ª División como oficial de prensa. Prácticamente todos los periodistas y personalidades que trataron con él mantenían un recuerdo negativo de su figura, percibiéndolo como un censor estricto ante el trabajo de cada profesional, que tenía perfectamente controlado en sus anotaciones con número de pasaporte, nacionalidad y agencia o medio responsable.

El oficial de prensa capitán Gonzalo de Aguilera a las afueras de Toledo
El capitán Gonzalo de Aguilera Munro a las afueras de Toledo en 1936. 

Y entre los corresponsales, el primero de todos subiendo por los escombros detrás de Bolín es Ebbe Munck (1905-1974). De origen danés, Munck era explorador, periodista y diplomático. Fue una figura clave de la Segunda Guerra Mundial como portavoz y representante en Estocolmo del Consejo Danés de la Resistencia, organizando misiones secretas y tareas de sabotaje. Como corresponsal cubrió la guerra de España para el diario Berlingske Tidende de Copenhague, y posteriormente la Guerra de Invierno. En Dinamarca es considerado un héroe y cada año se otorga el Premio Honorífico Munck para personalidades del ámbito de la prensa, diplomacia o del mundo de las ciencias.

El periodista danés Ebbe Munck en las ruinas del Alcázar de Toledo
El danés Ebbe Munck en las ruinas del Alcázar de Toledo. 

Detrás de Ebbe Munck, con boina negra y corbata, el norteamericano Elmer W. Peterson de Associated Press, quien describió en sus despachos enviados desde Toledo la situación de los cuerpos en un gran agujero, y la orden por parte del mando militar de comprobar las simpatías políticas de los ciudadanos que habían quedado en la población (Plattsburgh Daily Express, 1936).

el norteamericano Peterson en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936
El periodista norteamericano Peterson en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936. 

Siguiendo en orden, otro norteamericano, el distinguido periodista Webb Miller (1891-1940) de United Press. Miller fue uno de los más destacados corresponsales de guerra de su tiempo tras cubrir la Expedición Pancho Villa, la Primera Guerra Mundial, la invasión italiana de Etiopía, la Guerra Civil en España, y la Guerra de Invierno en 1939. Falleció en mayo de 1940 en un “accidente” en el metro de Londres.

Webb Miller de United Press en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936
El periodista de United Press Webb Miller en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936.

A continuación, el piloto italiano de la Aviazione Legionaria Giuseppe Cenni (1915-1943), quien llegó a España en agosto de 1936 entre los primeros voluntarios enviados en apoyo a los sublevados. Durante los meses de agosto y septiembre operó en los frentes de Extremadura y Toledo a los mandos de un Fiat CR.32. En apenas cinco meses de campaña consiguió más de trece victorias, entre ellas ocho confirmadas de manera individual, lo que lo convirtió en uno de los ases italianos más destacados de la Guerra Civil española. Falleció en combate tras ser abatido por un Spitfire en septiembre de 1943 sobre Pistoia en Italia.

el piloto italiano Cenni en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936
El piloto italiano Giuseppe Cenni en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936.

Siguiendo el orden, otro piloto italiano voluntario de la Aviazione Legionaria. El sargento mayor Guido Presel (1913-1937), natural de Trieste, que llegó en 1936  y voló sobre la provincia de Toledo el biplano Fiat CR.32. Falleció en junio de 1937 en el frente de Vizcaya.

El piloto Guido Presel en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936
El piloto Guido Presel (centro) en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936.

Con boina negra y gafas aparece Hubert R. Knickerbocker (1898-1949), escritor y corresponsal de la International News Service del grupo Hearst. Ganador del Premio Pulitzer de Corresponsalía en 1931, llegó a España poco después del inicio de la guerra. Si bien en un principio mostró una clara simpatía hacia la causa sublevada, las tensiones con la censura y las autoridades franquistas deterioraron rápidamente esa relación, hasta el punto de ser arrestado y finalmente expulsado del país. Sobre Toledo destacó cómo los defensores todavía mantenían sus armas dispuestas y limpias después del duro y largo asedio a pesar de encontrarse ya Franco en la ciudad.

El periodista H. R. Knickerbocker en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936
El periodista H. R. Knickerbocker en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936.

Junto a este, con boina y chaqueta negra, el fotógrafo y periodista Hans Georg von Studnitz, personaje muy curioso a quien ya tratamos en una entrada específica. Podéis leerla aquí.

Hans Georg von Studnitz en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936
Hans Georg von Studnitz en Toledo.

En los siguientes fotogramas, con cámara Rolleiflex, el poeta y redactor británico de Reuters Christopher Holme (1907-1991). Es recordado por su papel informativo del bombardeo de Guernica en abril de 1937, ya que fue de los primeros en describir la magnitud de la tragedia a los medios internacionales.

El corresponsal de Reuters Christopher Holme en las ruinas del Alcázar de Toledo
El corresponsal de Reuters Christopher Holme en las ruinas del Alcázar de Toledo.

Ya en el patio del Alcázar el general Franco dio su discurso rodeado de defensores, oficiales, soldados y periodistas. Los camarógrafos, entre ellos Arthur Menken (1903-1970) de AP y Paramount News, captaron todas la escenas.

El camarógrafo Arthur Menken en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936.
El camarógrafo Arthur Menken entre los defensores del Alcázar de Toledo en 1936. 

A la salida, mientras Franco avanzaba entre defensores, a paso lento y detrás de él, podemos ver a su ayudante de campo, el teniente coronel de Artillería Carlos Díaz-Varela Ceano Vivas (1884-1977).

El teniente coronel Carlos Díaz-Varela, ayudante de Franco, en las ruinas del Alcázar
El teniente coronel Carlos Díaz-Varela, ayudante de Franco, en las ruinas del Alcázar de Toledo.

Seguidamente más periodistas, el portugués Artur Portela (1901-1959, enviado especial del Diário de Lisboa, y quien destacó sobre su experiencia aquel día: «La emoción es enorme. Todos lloran, incluso el propio Franco». Junto a él, asomándose y mirando a cámara, el redactor y fotógrafo Leopoldo Nunes de O Século, responsable de la conocida imagen de Franco junto a Moscardó y Artur Portela entre ambos militares. Ese mismo instante fue captado por el reportero gráfico de El Heraldo de Aragón Marín Chivite (1900-1978), quien parece encontrarse detrás de los portugueses en el fotograma de HMN mientras escribe unas notas y lleva su cámara en la mano (existen muy pocas fotografías de Marín Chivite y el parecido es bastante razonable).

Artur Portela, Leopoldo Nunes y Marín Chivite en las ruinas del Alcázar de Toledo
Artur Portela, Leopoldo Nunes y Marín Chivite en las ruinas del Alcázar de Toledo en 1936.

Entre los militares y otros asistentes destacados junto al general Franco, además del coronel Moscardó y el general José Enrique Varela, se encontraban en el patio del Alcázar los tenientes coroneles Carlos Díaz-Varela y Francisco Franco Salgado-Araujo, ambos ayudantes de campo del general Franco. En el mismo fotograma el comandante Mohammed ben Mizzian, Luis Bolín, un emocionado José Millán-Astray, el jefe provincial de Falange José Sainz Nothnagel, y el ayudante de campo del general Varela el comandante Antonio García de la Vega entre otros.

Grupo de defensores junto al general Franco y otros oficiales del Ejército de África en el patio del Alcázar
El general Franco junto a oficiales y defensores del Alcázar de Toledo en el patio de la fortaleza. 
El comandante García de la Vega y el teniente coronel Carlos Díaz-Varela en el Alcázar de Toledo
El comandante García de la Vega y el teniente coronel Carlos Díaz-Varela en el Alcázar de Toledo.

Y para finalizar, una de las curiosidades más sorprendentes. Entre los presentes llama la atención un hombre vestido de esmoquin, situado junto a los defensores y a los integrantes de la columna Varela. Tras un largo tiempo de especulaciones, se ha llegado a la conclusión de que se trata nada menos que de Perico Chicote (1899-1977), el célebre y mítico barman madrileño. Este se encontraba en el extranjero en julio de 1936 (diferentes fuentes lo ubican en París y otras en Londres), aunque poco después se estableció en San Sebastián hasta que pudo regresar a Madrid en 1939, pero esa es otra historia.

Grupo de defensores, soldados y el general Franco en las ruinas del Alcázar de Toledo
Francisco Franco sale del patio del Alcázar de Toledo. Al fondo, el barman Perico Chicote.

Varias imágenes del camarero Perico Chicote en Toledo
Perico Chicote en los años 30 (BNE) / El barman Chicote en el patio del Alcázar de Toledo.

Este artículo tiene un carácter exclusivamente histórico y documental. No pretende glorificar a ninguna de las figuras ni hechos mencionados.

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